En el transcurso de nuestras vidas hay momentos que nos hacen reflexionar, cuestionar y cambiar el camino. Son esos momentos que tocan nuestra sensibilidad, nuestra esencia verdadera obligándonos a abrir los ojos y despertar los sentidos a nuevas experiencias.
Esas situaciones nos recuerdan las posibilidades ilimitadas que cada ser humano posee por su herencia espiritual, fuente de toda creación, puerta que conduce al mas allá que no podemos percibir mientras habitamos este cuerpo.
La energía poderosa pero etérea que poseemos en nuestro interior conectada con la fuerza divina de la creación conducen nuestras vidas. Por lo cual através de cada pensamiento y sentimiento puro, generamos fuerzas constructoras donde el presente es la clave en la construcción de nuestro sendero.
Entendiendo iluminación como la capacidad de trascender del cuerpo material a nuestro estado original etéreo, inicio de la vida y todo lo que existe.
Eckhart Tolle en su hermoso libro “El poder del Ahora” habla del despertar en el tiempo presente para llegar a la iluminación, la cual el define como encuentro de nuestra verdadera naturaleza mas allá de la forma, la paz que esta mas allá de la felicidad y el sufrimiento.
Buda definió la iluminación como el fin del sufrimiento.
Al entrar en el cuerpo material sufrimos de amnesia crónica y olvidamos los principios con los que opera el universo. Pero durante la existencia material nos encontramos con las experiencias que nos recuerdan la verdad.
Son esos momentos de dolor y felicidad que sacuden el alma para conectarse con el espíritu y la divinidad. Teniendo en cuenta que de acuerdo con el cristianismo el alma se alimenta de pensamientos y emociones, y el espíritu nos conecta con el creador. Ellos le llaman a esta experiencia como el camino de la cruz. Donde solo a través del dolor se encuentra la iluminación.
Por alguna razón el ser humano cuando experimenta felicidad, no percibe las enseñanzas con la misma efectividad que cuando conoce el dolor.
Khalil Gibran en su obra llamada El profeta, escribió que através de la tristeza más profunda se puede llegar a conocer la felicidad más grande.
La tragedia, la enfermedad, la pérdida, la soledad son maestros que nos dan la oportunidad de entender la verdad de la existencia recordándonos que somos energía espiritual más allá de la materia y que el poder ilimitado de ella es la única herramienta para vencer cualquier obstáculo.
Al superar el dolor avanzamos al entendimiento de la iluminación. Una vez se abran los canales de la percepción lograremos entender y experimentar la verdadera felicidad.
Esos momentos que cambian nuestras vidas vienen en circunstancias, personas o coincidencias inexplicables. Por lo anterior abre tus ojos y despierta tu conciencia para recibir con gusto lo que la vida te traiga.
Personas como ud que narran en su mensaje los caminos hacia la felicidad sin negar el dolor, el desconsuelo, la angustia , la enfermedad son necesarias en nuestra vida como ejemplo a seguir..
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